17 Dec
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Del escritorio de Aaron Benítez

"Te vas a atrasar", "Ya no te vas a titular por promedio". Esas son las dos frases que más escuchas - y que menos deseas que te ocurran - cuando estudias en un lugar como mi alma mater. "¿Atrasar con respecto a qué?", pregunto a las nuevas generaciones con las que platico. No hay diferencia genuina en la vida entre lo que "logras" a los veintidós o a los veinticinco. Te lo digo yo y todas las Personas de Alto Desempeño de mediados treintas para arriba. No la hay.

Algo que aprendí hace varios años es que lo que más nos forma es lo que nos taladramos en el pensamiento. ¿Sabes qué les repiten de mil maneras diferentes a los chicos en universidades prestigiadas como el Tec de Monterrey durante todos sus años de estudios? "Eres chingón". "Naciste para ser líder". "Te corresponde estar al frente". Lo sé porque lo he visto y he sido testigo y colaborador en el mensaje. No tengo ningún problema con ello. De hecho, me parece fantástico. Tan fantástico que admiro a la institución y voy con ellos a sus campus por todo el país a dar clases, workshops y conferencias y tomarme fotos como ésta con el borrego.

Creo que ese es el tipo de cosas que deberíamos decir a todos nuestros jóvenes. Esto va a doler: la principal diferencia entre un egresado promedio de una universidad pública estatal o federal y una privada de alto nivel no es tanto el conocimiento técnico - que en muchas ocasiones no es ni siquiera diferente, porque también lo he comprobado - sino la actitud. Mientras que al chico de la universidad pública todo le da pena y miedo, el de la privada está usualmente buscando ampliar su mundo y hacer más cosas.

Esto no es una regla. Hay tipos fantásticos y habemos lacras también en ambos lados. Y no se trata de ponernos con cuestiones infantiles de "mi universidad es mejor que la tuya". Estoy hablando de la actitud, algo que a tus veinte años puedes moldear y luego dominar si tan sólo cuidas lo que tú - TÚ, TÚ, TÚ - te repites a diario. Lo que tus maestros, papás y compañeros te digan, eso no lo puedes controlar. Pero lo que tú te digas a ti mismo sí.

Yo permití tontamente que mi experiencia universitaria me hiciera sentir una basura con mi ochenta y cinco de promedio final y mis varias materias reprobadas. Taladra en tu mente objetivos trascendentales más allá de "terminar rápido" o "tener el mejor promedio". Y con ello, esculpe la super actitud que tanto necesitamos de ti.

"SUPER ACTITUD A LOS VEINTE"

Aaron Benitez escribe sobre cómo ‪#‎hackearlavida‬ y ser ‪#‎PADs‬ en www.aaronbenitez.com 

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