02 Sep
02Sep

Del escritorio de Marco Ramos

Gente, con todo el sentido de amor que tengo y que mis padres han puesto en mi les dejo este mensaje, porque me he visto cansado a que gente cercana a mi publique sobre mí y sobre todo mi amor a Dios. Por El he aprendido que nada de aquello que exista al rededor nuestro debe de afectar aquello que esta en nuestro interior, por muy cercana que sea la fuente o muy grande que sea el sentimiento nada debe cambiarnos. Pero así como ellos levantan la voz, yo igual lo haré…

Ningún medio social define mi persona, ningún comentario, like, acción realizada aquí es mera realidad comparada con la alegría de estar en presencia; me he dedicado al respeto interpersonal y comunicacional de manera presencial; porque lo vean o no, así es como se entablan verdaderas amistades, amores o relaciones en general. Mucha gente en mi vida se pasa haciendo verse la inofensiva, creyendo que uno no se importa por ellos nada más porque: No se hace lo que ellos quieren en la forma en la que su capricho físico y mental es objetado.

Estoy agotado de berrinches y caprichos, de gente que en otras redes sociales se ponen a publicar sus berrinches y dolencias de hipocresía mal pagada. Estoy cansado de las malas amistades, y del exceso de confianza y las expectativas excesivas materialistas. Estoy cansado de la crítica de creencias y de la falta de asertividad en el ser humano; me considero negador de la exigencia de responsabilidades falsas que deben ser vistas como ofrendas de corazón y no como obligación.

Me siento agotado de la gente busca problemas, que solo te habla una mañana para encararte algo que en su perspectiva esta mal porque no los beneficia a ellos haciéndote ver como el culpable y comunicando con falacias su falta de amor propio y auto confianza.

Me siento cansado de los amigos que te buscan solo cuando tienen problemas, cuando necesitan ayuda porque saben que por Dios tu has tenido la palabra de consejo, pero que en momentos de felicidad nunca te buscan y te han ignorado tus sueños.

Y así es como se hacen publicaciones quejándose, argumentos efectivos que encajan un fin: Hagamos el amor y no la guerra. Amémonos los unos a los otros, así como Dios nos ama.

Al final de este mensaje escrito, al fin doy gracias porque tengo cosas más importantes por las cuales ser feliz y preocuparme; y que Dios ha puesto una fe en mí y una semilla y que a pesar de los errores; y caídas se que esa seguirá creciendo mientras siga caminando.

Bendiciones.

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