Nada es casual, nada es accidental y tampoco existe nadie allí fuera a quien culpar de que nuestro mundo sea como es. Las cosas nos ocurren de acuerdo al modo exacto en que tratamos a quienes nos rodean, no por la decisión de ninguna persona externa, sino en conformidad exacta con una ley moral tan segura, innegable e implacable como la ley de la gravedad.
El Tallador del Diamante
Michael Roach