¿Recuerdan a Karen Harfusch, la aficionada presente en el partido de México vs Alemania en Rusia 2018 que con un mexicanísimo grito de ¡No mames! celebró el gol que sería el de la victoria? Al ver un tuit de eso y recordé una anécdota propia que hoy te platico.
En 2014 participé en la Olimpiada Estatal de Biología. Fue mi segunda participación, en 2013 obtuve un tercer lugar🥉 y en esa ocasión prometí a la escuela en una ceremonia convertirla en una de oro. Mas fácil decirlo que hacerlo. La profesora que coordinaba el evento en la escuela me hizo participar en el selectivo, otra vez, que empezó al mes de terminado el evento. Así que además de tareas y exámenes de la escuela tuve que repasar y participar en las etapas internas, lo que, a mi juicio, me desgastó mas que ayudarme.
Iniciando el año y de repente la profesora se va y queda el equipo olímpico sin asesor dos meses hasta que la dirección asigna a otra profesora cuyo único apoyo fue darme un libro de biología de la biblioteca😠y a aceptar a quien quisiera ir, porque con todo esto varios del equipo desertaron y el día de la eliminatoria de zona mi bachillerato llevó equipo completo, pero solo pasamos tres: dos oros, entre ellos yo, y un bronce, quienes participaríamos en la etapa regional o pre-estatal ¿y que creen que pasó? Pues que la profesora asesora se jubiló ¡y otra vez sin asesor! 😢y eso no fue todo: La escuela fue tomada por algunos sindicatos de catedráticos en la fecha que correspondía el examen pre estatal. La dirección nos avisó donde y cuando presentarnos... y nada más.
En esas condiciones fuimos y al poco tiempo se anunciaron los resultados: Fui el único de mi escuela que llegó a la etapa estatal, otra vez. ¿Podría cumplir mi promesa de transformar el bronce en oro, con todas las dificultades pasadas? Llegó un nuevo director y asignaron a otro profesor quien tenía todas las ganas aunque en ese entonces le faltaba experiencia pero a menos de dos meses del selectivo estatal agradecí su apoyo. Básicamente le decía las dudas o huecos del temario, lo que no había podido encontrar, generalmente ya temas de universidad y él me los explicaba de la mejor manera que podía.
Y llegó el mes de octubre y el día de la Olimpiada Estatal en Coatzacoalcos, en el ITESCO para ser mas preciso. De varios centenares que iniciaron solo quedábamos 70 quienes buscábamos una de las 12 medallas de oro y la participación en el selectivo prenacional. Debo decirte que el examen teórico fue muy pesado: dos cuadernillos con 120 preguntas de Biología Celular y Molecular, Anatomía y Fisiología de Plantas y Animales, Etología, Genética, Evolución, Ecología, Biosistemática y Bioestadística ¡te dan 4 horas para responderlo! y después... la espera.
Como ya había participado el año anterior, sabía muy bien que a los que llamaran al examen práctico, el de laboratorio, son los que aseguraban una medalla, si no te llamaban estabas fuera. Todos nos arremolinamos cuando salieron las listas: caras de decepción y exclamaciones de alegría, entre todas, la mía, ¡mi nombre estaba ahí! La mitad de participantes estaba eliminada y el bronce para mi escuela estaba asegurado...pero no tenía tiempo para pensar en ello: casi inmediatamente dio inicio el examen práctico en los laboratorios del ITESCO.
Los exámenes de laboratorio varían cada año así que no sabes que puede tocarte. En esa ocasión eran dos experimentos: el obtener una cadena de ADN a través de tu saliva a través de ciertos reactivos y la disección de un camarón separando e identificando sus órganos. En el primer experimento no me fue tan bien, debo admitir los nervios y el que nunca hubiera realizado ese procedimiento u otro similar me pasaron factura. Mi esperanza era la disección del camarón. Sabía la anatomía del crustáceo, pero es muy diferente abrir un especimen e identificar sus órganos que no vienen a colores como en los libros.
Antes había diseccionado un cangrejo en la escuela. En ese entonces, la profesora encargada de los laboratorios al darme el equipo para la práctica me dijo: "eres el primero en todo el tiempo que llevo aquí que va a hacer esto" Y que bueno que lo hice, me sentía confiado de que esa parte del examen lo haría bien, hice mis cortes con calma, cuidando de no penetrar mas de lo necesario, identificando y seccionando sus diferentes sistemas.
Para este examen nos dieron dos horas que no empleé en su totalidad, entregué mi especimen con las anotaciones correspondientes, un dolor de cabeza, y otra vez a esperar. En menos tiempo del que esperaba dio inicio la ceremonia de premiación: el discurso que siempre te dan de que todos son ganadores por llegar hasta esa etapa y así, hasta que empiezan a anunciar a los ganadores de medallas, primero las de bronce, las de tercer lugar, y yo ahí en mi asiento pensando: "Ahora me van a nombrar, seguro me nombran" y aplaudiendo fuertemente cuando decían el nombre de alguien mas y así pasaron los minutos hasta que se acabaron las de bronce.
El cielo estaba ya nublado cuando empezaron a entregar las medallas de plata y lo mismo: yo pensando que me nombrarían con la siguiente medalla... hasta que se terminaron las de plata. En la breve pausa para iniciar a llamar a los ganadores del preciado oro tenía mas dudas que certezas ¿Y si ni siquiera llegué a bronce? ¿Tan mal salí en el examen práctico? ¿Con que cara voy a llegar a la escuela a decirles que fallé?
Con esos negros pensamientos estaba cuando empiezan a entregar las de oro... ¡y el primer nombre fue el mío! Fui de pensar lo peor a chocar con la realidad de que todos los esfuerzos, pese a los problemas, rindieron fruto y en ese momento, de lo mas profundo de mi ser salió un grito que fue escuchado por todos los ahí reunidos: ¡No mameees! Pude percibir la cara de sorpresa de parte del presidium que para mi fortuna se transformó en aplausos... y en risas, principalmente de los demás participantes.
Todavía como en sueños subí por mi medalla y el encargado de la Olimpiada al dármela me dijo: "Felicidades, te dije que nos volveríamos a ver" Se acordó de que un año antes en Xalapa al darme la de bronce me dijo: "te veo el próximo año". Grande fue mi felicidad ese día, que pude compartirla esa noche con alguien que a pesar del tiempo y la distancia estimo bastante y mas tarde con toda la escuela. Alguien escribió en fb: Si cumplió lo que prometió, trajo la de oro.
AsÍ que conozco muy bien ese sentimiento que te hace gritar ¡No mames! en esa mezcla de genuina incredulidad y alegría ya sea frente a respetables académicos y estudiantes de todo el estado... ¡o de todo el mundo a través de la TV como le pasó a Karen Harfusch!