Pues... lo siento. Aquí debería estar una curiosa e interesante anécdota de una relación que inició un día en un autobús del transporte público en el que iban dos estudiantes. Iba a empezar diciéndote como ella ya había visto al muchacho en otras ocasiones y que su uniforme le indicaba que iban en la misma escuela. Te iba a explicar que eso no era relevante, sino que lo que le había llamado la atención era su mochila: una de esas que se llevan en la espalda de color azul, muy resistente... y que era idéntica a la que ella misma llevaba.
Te iba a describir la sorpresa que él se llevó cuando ella, una chica a quien no conocía le dirigió la palabra para preguntarle donde había comprado su mochila y le hizo notar que era igual a la suya. Que ésto fue el inicio de saludos en los pasillos de la escuela primero, breves pláticas después que poco a poco se fueron haciendo mas largas. Que ella se sentía cómoda con él, la persona que iba descubriendo. Que a él le gustaba cada vez mas su sonrisa y esos ojos honestos y casi siempre alegres, verla aproximarse entre el gentío de una escuela y que sus bromas y comentarios chispeantes le alegraban el día y que sin darse cuenta, derretía el hielo de su corazón congelado hacía poco por una mala experiencia romántica.
Mas no era la típica historia romántica, no. Para serte sincero, tendría que explicarte como pasó que en diferentes ocasiones otros dos estudiantes que eran los mejores amigos de él, terminaron robándole un beso a ella... y lo mucho que le dolió enterarse y como empezó a recordar otros momentos lejanos que hicieron aparecer un velo de desconfianza. Si, te tendría que decir que aún cuando él reconoció la honestidad de ella al decirle lo sucedido, en el fondo le habría gustado más que ésta hubiera reaccionado con un empujón, cachetada o al menos un insulto, pero en ambos casos no se dio. Difícil tarea habría tenido para hacerte entender lo que a alguien con un mal pasado sentimental le pesaría enfrentar éstas situaciones.
Tal vez por eso esta historia, que alguna vez fue escrita con mas detalle, se perdió... ¿o debería decir fue borrado el archivo que la contenía cuando esta pareja se separó por ir a escuelas diferentes, no poder verse y sentir ambos que el otro no les daba importancia, con la obvia consecuencia de un adiós? Debo decirte con todo, que la historia no tenía un final porque estaba a medias... como resultó esta relación que de repente se reanudó.
Así, tendría que hablarte de una reconciliación en un café, mensajes y una visita inesperada de él. Que como no se pudieron ver en diciembre por las fiestas como era el deseo de él ya que ella tuvo problemas familiares y por tanto tuvo que guardar un pequeño regalo de paletas y chocolates que el le compró creyendo se verían. Después trataría de explicarte esa gran emoción que sintió el cuando ella le envió un hermoso audiovisual por su cumpleaños, lo que provocó que si antes quería verla ahora no podía esperar a abrazarla... y quizás algo mas. Lo emocionado que estuvo cuando acordaron una fecha para verse y decirte que cuando al fin se vieron, su cita fue un gran éxito... pero no puedo.
No puedo narrarte ello porque la cita... nunca se realizó: ella canceló primero pretextando estar ocupada y cuando él envió varios mensajes mas para reprogramar una nueva fecha, éstos fueron dejados en "visto" primero y el último sin ver siquiera. ¿Qué pasó? Nunca lo supo él, como dije, nunca le contestó. Él comprendió de golpe el porque no se manifestaba ella en sus demás redes sociales, cuando era notorio que si lo hacía con otras amistades.
Él entendió incluso que su recién interés en páginas de maquillaje eran, evidentemente para verse mejor, más femenina... pero no para él. ¡Que lejanos se veían ya los días en que la conoció, sin gota de maquillaje, con el cabello algo descuidado y con ese uniforme que no le favorecía a ella ni a ninguna que lo portara! Recordó esas mejillas que enmarcaban esa sonrisa, esa sonrisa que ya no era para él.
No obstante, creo que a estas alturas no es necesario describir esa honda, profunda decepción que le causó entenderlo y aceptarlo. Aceptar que se cumplió ese dicho de que "pierdes a la novia y pierdes a la amiga" aunque propiamente nunca fue un noviazgo pero si más que una amistad. Eso sí, estaba molesto en que ella nunca accedió a salir, y no hablo de esa última cita no realizada, sino de las muchas veces que él le pidió salieran y ella se negó argumentando que no le daban permiso, a pesar de ya cursar la universidad.
Para él, estas salidas habrían provocado otro camino, pero eso ya era "hubiera". Era evidente que ella prefería la comunicación digital... o que su ausencia física perdió frente a la insistencia diaria de alguno de los varios "pretendientes" que la buscaban en su escuela. Bien sabía muy bien él que la confianza que le tuvo hasta el último momento se había esfumado y que nada trascendente volvería a surgir. No obstante, tengo que decirte que no le deseó el mal. No estaba muy conforme, pero entendía que ella tenía derecho a elegir lo que considerara mejor, pero le habría gustado que se lo hubiera explicado de frente, que quedara algo de la honesta y directa chiquilla que un día le preguntó: ¡Hola! ¿Dónde compraste tu mochila?